7 ago 2016

Persiguiendo una maratón por Europa

Todo comenzó en abril cuando conocí a Will, un francés que llevaba 4 meses recorriendo el mundo con el objetivo de hacer 52 medias maratones en 52 semanas, y no porque esté loco y le guste correr, sino por una buena causa, juntar fondos para una fundación médica ‘La foundation du souffle’ (si están curiosos vayan a Facebook: YesWillCan2016). Mantuvimos el contacto por chat mientras recorría Australia y Nueva Zelanda corriendo sus 21 km, le comenté que venía a Europa y me invitó a acompañarlo  en una de las maratones, por fechas la única posible era en Murau, Austria, nunca en la vida había escuchado de ese lugar, alguno de ustedes sabia de su existencia antes de leer esto? Yo creo que ni Heidi y su abuelito lo conocían.

Así que me encontré con Will en Munich para viajar juntos a su maratón número 32 en Murau. Hasta aquí suena fácil, el problema empieza cuando vas a la estación de trenes de Munich (la más grande de Alemania) pides un boleto a Murau y te dicen que no han escuchado nunca el lugar!! Empiezan a averiguar y encuentran el pueblo perdido en la Austria profunda y te dicen que llegar hasta allá cuesta casi €200.- pensamiento en ese minuto, chuta la maratón cara! En fin, como la idea de #YesWillCan2016 es juntar fondos y no gastar lo recaudado en que el llegue a ellas, buscamos otra alternativa. La más lógica parecía viajar a Salzburgo o Viena ya que suponíamos que los austriacos conocerían el lugar, así que partimos a Salzburgo que era lo más cercano.

Primera nota aparte: De forma instantánea al cruzar a Austria se pone a llover! Me pasó lo mismo en el tren de Venecia a Munich que obviamente tiene que cruzar por Austria, a estas alturas ya pensaba que este país debería tener de escudo una nube lloviendo.

De Salzburgo a Murau tampoco era tan fácil, tuvimos que viajar 6 horas con tres cambios de trenes y el último era en un pueblo llamado Unzmarkt, llegamos a la estación y había un tren de última generación, grande, cómodo, rápido, Will me dice este debe ser nuestro tren, pero siguiendo con la tónica del día no podía ser ese!  El nuestro era  un tren que en realidad es un recorrido de micro que une decenas de pueblitos enanos metidos en las montañas, uno de esos y el más grande de la región era nuestro famoso Murau.

Llegamos y se rajaba lloviendo! Cuando hice la maleta dos semanas atrás revise el clima en Murau y aparecía soleado, así que arme la maleta pensando más en mis días en Italia con 38 grados que en los dos días que pasaría aquí, conclusión llegue empapada a nuestro alojamiento. Mi consuelo es que la gente de Murau pensó lo mismo que yo, porque organizaron un gran festival de verano al que llegaron 2000 personas pero tuvieron que suspenderlo por la lluvia, ya se, ya se... Consuelo de muchos...

El alojamiento merece un segundo comentario aparte... Jufa guesthouse, a primera vista parecía un hostal típico, ya nos pareció raro cuando nos dicen su habitación es en la casa naranja del frente... OK. Después de dejar las cosas en la pieza cruzamos para averiguar cómo llegar a la maratón (esto también merece un comentario aparte) y la misma recepcionista estaba atendiendo una  especie de café del hotel, había poca gente, pero en cosa de minutos el lugar se lleno y la pobre recepcionista/camarera terminó atendiendo el cine! Si! Tiene una sala de cine, lo más freak es que este parecía un pueblo fantasma cuando llegamos y de la nada apareció mucha gente justo donde estábamos.

Tercer comentario aparte... La carrera no era en Murau! Era en St. Peter am Kammersberg (jueguen a googlearlo) pero Murau era la ‘ciudad’ más cercana, así que si llegar hasta acá fue complejo se pueden imaginar lo que fue llegar, o mejor dicho salir de la carrera.

 

 

La recepcionista nos dice que hay un bus a las 12 que va a St. Peter (dejemos este nombre corto mejor), el problema es que el retorno es a la hora de la carrera, así que teníamos como llegar pero no como volver. La distancia entre estos pueblos es de 15 km, ok dije yo podemos volver caminando, como Will me puso cara de que la loca era yo, le tuve que explicar que por mi trabajo habitualmente camino más que eso al día. Pero en realidad hacerlo caminar a el 15 km después de correr 21 era un poco inhumano. Así que partimos a St. Peter en el ‘bus’ era en realidad como transporte escolar, como no íbamos a ir a la carrera después de todos los periplos para llegar.

Llegamos a St. Peter y el pueblo estaba completamente revolucionado con la maratón, estaban todos corriendo o alentando, tenían muchas categorías desde niños de 2 años hasta tatitas nonagenarios, en realidad era todo un espectáculo digno de una etnografía. Otro detalle, todo en alemán que ni Will ni yo hablamos, con suerte yo entiendo 10 palabras pero ninguna me servía en estas circunstancias, o sea solo Bier, pero como ya no tomo no me sirve.

Cuarto comentario: la cerveza! Llegamos a las 12:30 y ya todos estaban tomando, desde los organizadores hasta los corredores, qué decir de los mirones, bastante freak que antes de la carrera los corredores se ‘hidraten’ con cerveza, pero más freak aún es que lo hagan durante ella! Han  visto como el público le ofrece un vaso de agua a los corredores en las maratones? Bueno acá les ofrecen cerveza, si créanme hasta los organizadores les ofrecen vasos de cerveza a los maratonistas, plop.

Al final eran muchas carreras, me entretuve mucho mirando a los niños de dos años correr, también a los viejitos tremendo espíritu deportista en esta región, se pasaron! Will logró correr sus 21k sin problemas, finalmente todo resultó ok, solo faltaba el encontrar una forma para llegar a Murau desde St. Peter.

 

En una de las curvas de la maratón (eran 4 vueltas), había un carro de bomberos estacionado cuidando a los corredores y alentándolos, y obviamente ofreciéndoles cerveza! Imposible que no fuera así. Se nos ocurrió caminar hasta allá y pedirles ayuda. Franz el bombero estaba acompañado por un grupo de adolescentes voluntarios en la carrera, la verdad es que entre su poco inglés y su nivel de alcohol en la sangre fue muy cómico tratar de explícales que necesitábamos un aventón a Murau, pero lo logramos Franz nos entendió y repetía ‘in Austria no problem’ paro a un par de autos y les contaba que Will es francés y yo chilena que por favor nos llevarán, pero no todos iban en ese sentido. Los adolescentes me dijeron que era mejor que yo hiciera dedo, aprovechando que andaba con mini, pero no fue necesario porque Franz se paró en medio del camino y detuvo  el auto de Gabi (nunca supe cómo se llamaba porque era austriaco pero andaba con un polerón de Italia y no hablaba mucho inglés) lo que sí nos dijo Franz era que con Gabi no problem, no Bier,no sex! Más seguros imposible! Me despedí de Franz con un abrazo y quedó descocolado, se me olvida que aquí la gente casi no se toca, pero estaba tan feliz de no tener que caminar 15 con el viento frío que hacía (el día estaba lindo soleado, pero corría viento frío) que me nació darle un abrazo apretado.

 

Lo que le entendí a Gabi era que había estado 4 meses de vacaciones comiendo y tomando cerveza, que fue a Italia y que tiene una hija de 16 que ese día tenía una fiesta a la que él tenía que llevarla y que había corrido la maratón sin problema. Le pregunté por unas ‘marionetas’ gigantes como la pequeña gigante que han llevado a Santiago, eran dos que vivían en una casa igual de gigante en Murau, me contó que era un militar que liberó la zona, Samsong, que hay 4 de esas marionetas en la región que la Murau era la más importante y que el día 15 de agosto los sacan a pasear y si les das 20€ bailan para ti, me habría encantado estar aquí ese día y ver si lo que entendí era lo correcto pero la verdad es que tengo un compromiso con unas amigas en Cerdeña ese día y no lo cambiaría por ningún baile gigante por muy exótico que sea. 

 
Ahora vamos en el tren camino a Viena, Will seguirá hacia Finlandia para la carrera 33 y yo a Budapest. Esta aventura fue genial, algo que claramente no se presenta varias veces en la vida, por eso decidí hacerlo sin pensarlo mucho, lo pase muy bien, conocí lugares que claramente ni sabia que existían, y viví en carne propia lo que es perseguir una maratón para cumplir una meta tan grande como hacer esto mismo 52 veces en los 5 continentes, tremendo desafío y tremendo el compromiso de Will con la fundación y el proyecto. Gracias Will por invitarme a participar contigo de #YesWillCan2016

 

 

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